Se le cayeron las llaves,
y ella las encontró.
Corrió para devolvérselas,
pero él no la dejó.
Le pidió que en la noche
fuera a su galpón,
ahí hallaría la recompensa:
un paquete de sal.
Al llegar, ella se equivocó
él estaba en la silla
y la sal en la mantequilla.
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