sábado, 9 de mayo de 2015

Disfrutaba tanto esos extraños momentos
en que besé a un hombre a tus espaldas
el cajón peruano estaba abajo tuyo,
¿cómo esperabas que no sintiera celos?
Salimos afuera y estaba sucio,
estábamos sucios
porque tu metáfora del árbol siempre 
fue mentira,
¿cómo esperabas que te quisiera, si mentías?
Me encantaba que mintieras,
te salía tan atractivamente bien,
tan dañino, tan hiriente, tan tú.
Quizás me gustaba porque las mentiras
te describían perfectamente.

Pero la parte de ti
que yo descubrí
la cual quise quedarme,
ese pedacito de amor
que encontré:
lo olvidé.

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